domingo, 4 de octubre de 2009

Triple asesinato en el frontón

Debrigaw, P. W., Triple asesinato en el frontón, La huella, nº 2, Bruguera, 1944
Sólida novela detectivesca donde un extraño asesinato en un espacio cerrado permite la irrupción en escena del inspector Victor Vital que, hábil e inteligente, conseguirá desvelar la identidad del criminal.
Un grupo de raquetistas españolas triunfan en el popular Frontón de París con sus apasionantes partidos; el gerente Marc Boue- y el entrenador promotor -Ramón Córdoba- han conseguido que el público francés asista en masa a ver a las bellas atletas. Las hermanas Bilbaíta, Marta Regina, Soledad, Rosario Iurraeta, entre otras, consiguen que las apuestas se multiplican en las gradas cuando compiten hasta que un día, una de ellas -Rosario Iturraeta- muere en pleno partido. Tras el aparente colapso cardíaco la autopsia desvela que ha sido asesinada mediante una inyección de nicotina. El inspector Victor Vital es encargado del caso y da inicio a una minuciosa investigación que le lleva a determinar que la víctima tuvo que ser inyectada desde las gradas con algún tipo de disparador y desde qué lugar de las mismas partió aproximadamente el disparo letal. Después de descartar como posibles asesinas a sus compañeras de juego, descubre que entre el público ubicado en la zona del disparo se encontraba el médico forense que realizó la autopsia del cadáver -el doctor Blagueur- y su ayudante, el joven y rico estudiante peruano Higinio Arce. Éste es considerado como un primer sospechoso pues, aficionado al juego, ha perdido verdaderas fortunas e incluso había llegado a intimidar a Rosario para que perdiese algún partido. Poco después, una nueva jugadora emergente -María Regina-, es asesinada en idénticas circunstancias lo que lleva la policía a detener a Arce como principal sospechoso pues, además de los elementos que le hacían aparecer como sospechoso, se descubre en su laboratorio un modelo de cerbatana-boquilla así como nicotina inyectable.
Arce, que se muestra burlón y descarado, demuestra poco después su inocencia al explicar el doctor Blagueur que todo lo descubierto en el laboratorio formaba parte de su voluntad de descubrir la metodología del criminal y de mostrar cómo una boquilla sería imposible como arma del crimen; al mismo tiempo, da fe de cómo el padre de Arce es un multimillonario de tal calibre que las pérdidas de su hijo son insignificantes.
Mientas la bella secretaria de Marc Boué, Gabrielle Dodue, aficionada al tenis, realiza una pruebas para ser admitida en el Frontón -llegará a intentar un chantaje para poder pagar su preparación como raquetista aunque será redimida por Córdoba-, al tiempo que el maduro doctor Blagueur flirtea con la joven raquetista Conchita; mientras se siguen diversas pistas que resultan ser falsas, Vital busca la complicidad de Arce para que, dejándose detener, deje al criminal al descubierto. Así lo hace Arce y mientras está detenido, otra raquetista, Soledad, es asesinada en el Frontón. Cuando Vital reúne a todos los sospechosos, ante la sorpresa de todos detiene a... Arce. Todo había sido un brillante montaje de Vital; sabedor de que Higinio Arce ya no recibía dinero de su padre y de que era el poseedor de una sospechosa pitillera -un lanzador de dardos, en realidad-decidió retenerlo y manipular la pitillera cambiando la nicotina por un gel inocuo. Facilitó que pudiese narcotizar al policía que estaba con él en comisaría y le dejó disparar su aparente arma mortal; en realidad, Soledad no está muerta sino sólo desmayada por el espanto recibido al sentir el dardo. Arce “¡Lástima de inteligencia empleada en el mal!” (p.159), en realidad, recibía una cantidad mínima de su padre y necesitaba desesperadamente manipular los resultados del Frontón para poder ganar a través de las apuestas el dinero que exigía su frenético ritmo de vida.
La novela es impecable y ofrece notables virtudes; la primera de ellas es el original escenario, el mundo del frontón, un gran espectáculo en el París de los años cuarenta donde brillan las jugadoras traídas directamente de España para fascinar al público francés -es curioso ver cómo el hecho de que sean mujeres atrae más público que cuando juegan los varones-. El hecho de que la ciudad sea París también aporta un notable encanto a la narración, aunque es cierto que ésta no es una de las novelas de Vital que mejor explota las posibilidades de la ciudad.
La trama está muy bien planteada y la figura de Vital, su manera de investigar e incluso su aspecto, nos recuerdan bastante a Poirot; la influencia de Christie se advierte en detalles como la escena final que reúne a todos los personajes implicados o en el dibujo del escenario del crimen.
Sobre Victor Vital, en su primera parición en La huella, le vemos “Rondando la cincuentena, y con aspecto de catedrático de Filosofía, además de ser un epicúreo sibarita, era oficialmente inspector de policía (...) alto y corpulento, sin adiposidades, vestía sobriamente, con cierta elegancia de buen tono. Sus ojos, grises, tenían, tras los cristales azules de sus gafas de oro, una expresión irónicamente amable” (p.17). Experto en resolver los casos espinosos, soltero, vive en un piso de selecto mobiliario con su ama de llaves, la normanda Nicole, que le cocina selectos platos, y de vez en cuando, recuerda a una enigmática mujer por la que “estuvo a punto de renunciar a su recalcitrante soltería"(p.18). Como policía gusta de indagar en la psicología de todos los implicados y no le molesta mostrarse como un perfecto obtuso para desarmar a aquéllos a quienes interroga..
En definitiva, una notable novela que sabe crear excelentes personajes, una buena trama y un escenario original, todo ello cargado de un tenue erotismo con la presencia abrumadora de hermosas -y castas- mujeres deportistas y con una tensión narrativa que consigue mantener escondida la identidad del asesino hasta las últimas páginas de la novela. Para los amantes de París, recordar que el frontón se encuentra “en la ribera izquierda del Sena, entre el Pont d’Auteil y el Pont des Peupliers, junto a la piscina Molitor, los Estudios cinematográficos de Billancourt, el hipódromo de Auteil, en el elegante Boulevard d’Exelmans”. Los estudios Billancourt serán el escenario de la siguiente investigación de Victor Vital.

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